La ciudad de las diferencias

Atardecer en Williamsburg (Nueva York, EE.UU.)

Williamsburg es un barrio periférico de Nueva York que se ha vuelto popular entre los jóvenes profesionales y los artistas debido a su ambiente bohemio y su proximidad a Manhattan. En él viven unas 150.000 personas, con una edad media de poco más de treinta años.


En general, los suburbios acomodados de las ciudades desarrolladas son barrios prósperos y seguros, con más servicios públicos, espacios comerciales, restaurantes, zonas verdes, escuelas e incluso mayor calidad de vida que en las áreas urbanas centrales. Willamsburg no es la excepción. El barrio tiene una gran variedad de restaurantes, tiendas y parques, y una amplia oferta de transporte público, incluyendo el metro y el ferry, que facilitan el acceso a otras partes de la ciudad. Sin embargo, los alquileres y los precios de las viviendas son relativamente altos, en comparación con el resto de Brooklyn. 

  Las tasas de criminalidad en los suburbios acomodados son un 70% más bajas

que en las áreas urbanas densamente pobladas

UNODC

A pesar de la calidad de vida, los suburbios acomodados también tienen sus puntos débiles. A escala mundial, los ingresos son, de media, hasta tres veces más elevados, lo que amplifica las desigualdades, reduce la diversidad cultural y limita la integración social de los residentes. Los altos precios de las viviendas provocan la exclusión de familias de bajos ingresos y someten a los barrios a procesos de gentrificación. Por otra parte, la alta dependencia del vehículo privado provoca una gran huella ecológica, contribuyendo significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Por término medio, el tiempo de viaje en estos barrios puede ser hasta un 30% superior que en áreas urbanas densas, por lo que los desplazamientos son menos eficientes

 Los suburbios de clase alta producen hasta un 30% más de emisiones de CO

que los centros urbanos, que disponen de un mejor acceso al transporte público

— UN Habitat



Bo-Kaap, situado a los pies de Signal Hill en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, es uno de los barrios más icónicos y culturales del país. Las casas del barrio, famosas por sus fachadas coloreadas y sus calles adoquinadas, son un símbolo de resistencia, identidad y diversidad cultural. Bo-Kaap, también conocido como el "Barrio Malayo", fue originalmente habitado por esclavos durante el siglo XVIII, muchos de ellos de origen malayo, indio, indonesio y africano. Las casas del barrio se pintaron de colores vivos como acto de celebración después de la abolición de la esclavitud en 1834. Hoy, Bo-Kaap es un lugar turístico popular, pero también debe hacer frente a desafíos como la gentrificación, que amenaza con desplazar a los residentes históricos. Sin embargo, los locales siguen luchando por preservar su identidad, convirtiendo a Bo-Kaap en un emblema vivo del pasado y del presente sudafricano.



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