Gentrificación: las ciudades que expulsan a su gente

Desde el Puente de la Mujer, una chica observa cómo se levantan imponentes los rascacielos en el barrio, mientras los obreros y las grúas no paran de trabajar. Puerto Madero es uno de los cuarenta y ocho barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y tiene una población aproximada de 15.000 habitantes. Registra una de las tasas de criminalidad más bajas en comparación con otros barrios de la ciudad, en parte a causa de su alto perfil socioeconómico y la presencia de seguridad privada. En los últimos años se están construyendo numerosas torres residenciales de lujo, oficinas y centros comerciales. Los precios que han alcanzado estas residencias son muy altos y han convertido a Puerto Madero en uno de los barrios más caros de América Latina. El metro cuadrado en esta zona se paga a más de 6.000 dólares.

Si bien es cierto que las áreas metropolitanas ofrecen una mayor oferta inmobiliaria, su coste también resulta mayor comparado con el coste de las viviendas en entornos rurales. A menudo no se compran viviendas para habitar, sino para especular, sobre todo en los distritos más céntricos. En algunos barrios, los precios de las propiedades o alquileres pueden duplicarse en pocos años. Como consecuencia, los residentes habituales son desplazados por residentes más prósperos, en un fenómeno que se conoce con el nombre de gentrificación y que tiene impactos profundos para las comunidades locales y la estructura social de las ciudades. En áreas gentrificadas, hasta un 40% de los residentes originales pueden desplazarse debido al aumento del coste de vida. En algunas ciudades europeas, esta cifra puede superar el 50%.

Aunque el fenómeno puede contribuir a la revitalización y al desarrollo de algunas áreas mediante la mejora de las infraestructuras o la reducción de la delincuencia, también tiene efectos negativos importantes en términos de equidad y justicia social. En áreas gentrificadas, los negocios tradicionales son reemplazados por tiendas y restaurantes de diseño, lo que conlleva la pérdida de la identidad cultural de los barrios y la fragmentación social. En algunas ciudades importantes, la gentrificación ha llevado a la expulsión de comunidades históricamente arraigadas y ha causado tensiones y conflictos significativos entre los vecinos.

La creación de viviendas a precios asequibles, la promoción de la participación comunitaria en procesos de planificación urbana o la regulación de los aumentos de los alquileres, son algunas de las medidas que diversas ciudades están adoptando para frenar la especulación y proteger a los residentes. En unas ciudades en transformación y crecimiento constante, es esencial que las políticas urbanas sean diseñadas de manera equilibrada para que el desarrollo beneficie a todos los sectores de la población por igual, manteniendo la diversidad y la cohesión social en los barrios.