Los espacios verdes, los pulmones de la ciudad

Running en Central Park (Nueva York, EEUU)

Central Park es un parque público de 341 hectáreas situado en el corazón de Manhattan, en la ciudad de Nueva York. Fue construido en el siglo XIX y fue uno de los primeros parques urbanos de Estados Unidos. Es un destino popular tanto para los turistas —es el tercer lugar más visitado en el mundo, con 37,5 millones de visitantes anuales—, como para los locales, que vienen a andar, a correr, a ir en bicicleta o a patinar sobre hielo. Los espacios verdes como éste son imprescindibles para la salud física y mental de los residentes urbanos, ofreciendo oportunidades para el ejercicio, la socialización y el contacto con la naturaleza. Más allá de los aspectos lúdicos, Central Park es también un importante espacio ecológico que sirve de oasis vital para la fauna de la ciudad, un pulmón verde en medio del denso entramado urbano. El parque también sirve como sistema de gestión de las aguas pluviales, y ayuda a mitigar la contaminación y los efectos del cambio climático.  

  Central Park alberga más de 18.000 árboles, que contribuyen a mantener

la biodiversidad urbana y la calidad del aire de la ciudad

Central Park Conservancy

La High Line de Chelsea (Nueva York, EEUU)

La High Line es un parque elevado construido sobre una histórica línea de ferrocarril de mercancías que atraviesa el barrio de Chelsea, en Manhattan, y que había caído en desuso. Es un ejemplo de recuperación de un espacio para la ciudad. La High Line proporciona caminos, jardines, instalaciones de arte y vistas al barrio que permiten a los residentes desconectar de la agitación de la vida diaria.

Tradicionalmente, los parques urbanos han cumplido tres funciones, satisfacer las demandas de ocio, mejorar la calidad ambiental y ayudar a estructurar el entramado urbano. Estas funciones son de vital importancia para los urbanitas. La disponibilidad de espacios verdes está relacionada con una mejor salud física y mental: reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y posibilita la actividad física, lo que es esencial para combatir enfermedades relacionadas con el sedentarismo. En las ciudades europeas, la media de espacio verde por habitante es de aproximadamente 18,2 m², aunque varía significativamente entre ciudades.

 Solo el 40% de las ciudades disponen de al menos 10 m² de espacio verde
 por persona, el mínimo recomendado por la OMS
— UN-Habitat

La rápida urbanización de las ciudades y la demanda de vivienda a menudo comporta la reducción de espacios verdes. Esto no sólo afecta a la calidad del aire y la biodiversidad urbana, sino que también amplifica el efecto de isla de calor, haciendo que las ciudades sean más calientes debido a la absorción y a la retención de calor por los edificios y pavimentos. La infraestructura verde debe ser la columna vertebral del territorio urbano del futuro. Las áreas verdes y espacios naturales dentro de las ciudades son esenciales para la salud de los ecosistemas urbanos. Además, incrementan el valor de las propiedades adyacentes hasta un 20%. 



Central Park (Nueva York, EEUU)

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