Convivir, entre la libertad y la responsabilidad

Oradores en el Speakers' Corner (Londres, Inglaterra)

El Speakers' Corner, situado en la esquina noreste del Hyde Park de Londres, es un lugar tradicional para las disertaciones y los debates públicos. La tradición se remonta al siglo XIX, cuando multitudes de londinenses se reunían para escuchar discursos sobre una amplia diversidad de temas; política, religión, cuestiones de interés social... Hoy en día, el lugar sigue siendo un punto de atracción popular para los oradores y los oyentes, aunque se han vuelto más diversos, incluidos predicadores de calle, cómicos o artistas ambulantes. Sin embargo, el Speakers' Corner aún se mantiene como un símbolo del derecho a la libertad de expresión en el Reino Unido, permitiendo a las personas expresar opiniones sin miedo a ser censuradas, eso sí, siempre respetando las leyes del país que, entre otras limitaciones, no permiten los discursos de odio.

 Los derechos que no están basados en el cumplimiento de un deber
 son simples privilegios
— Mahatma Gandhi

Oradores en el Speakers' Corner (Londres, Inglaterra)

Si las ciudades tienen interés no es porque en ellas residan muchas personas, sino por lo que ocurre cuando hay tantas personas juntas. Una ciudad es, por encima de todo, diversidad. Una diversidad que enriquece la vida urbana, pero que también plantea desafíos para la convivencia, porque implica ideas contradictorias, intereses conflictivos, proyectos incompatibles... De alguna manera, una ciudad activa y vibrante se mueve en un equilibrio precario no exento de tensiones. Las ciudades reales, vivas, dinámicas también son, inevitablemente, escenarios conflictivos, espacios de enfrentamiento. ¿Cómo impulsar, mantener o renovar la diversidad urbana de forma que construya un elemento de ciudadanía compartida por encima de las diferencias individuales?

 La verdadera convivencia se logra cuando todos podemos ser nosotros mismos

y respetar a los demás por lo que son

Desmond Tutu

La convivencia no es simular que los conflictos no existen, sino ser capaz de encontrar el equilibrio entre la libertad individual y la responsabilidad colectiva. Los asentamientos humanos, incluso en las formas más simples, requieren acuerdos sociales para asegurar este equilibrio, y de la fragilidad o solidez de estos acuerdos depende la estabilidad necesaria para la convivencia. Las ciudades sólo existen plenamente en la medida en que logran convertirse en escenarios de integración de la diversidad: es decir, de articular una cierta cohesión a partir de las diferencias. Según los estudios, las ciudades con niveles altos de cohesión social tienen tasas más bajas de criminalidad y mejores resultados económicos. En contraste, en las ciudades poco cohesionadas, las desigualdades y los prejuicios son fuente de tensiones y de conflictos constantes. 



Convivencia e identidad en las calles (Barcelona)

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