Las ciudades inteligentes, entre algoritmos y chips


En el siglo XXI, la urbanización global y el desarrollo de las tecnologías ha supuesto el surgimiento de un concepto revolucionario: las ciudades inteligentes. Una ciudad inteligente utiliza diferentes tipos de sensores electrónicos y tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para monitorizar infraestructuras y recopilar datos para gestionar activos y servicios de manera eficiente, no sólo con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los residentes, sino también con el de optimizar los recursos y fomentar la sostenibilidad.


El mercado global de tecnologías para ciudades inteligentes se valoró en aproximadamente 410.800 millones de dólares en 2020, y se espera que alcance los 820.700 millones para 2025. Según Smart City Index de 2024, Zúrich, Oslo y Canberra son las ciudades más inteligentes del mundo. Barcelona se encuentra en la posición 81, y es reconocida especialmente en ámbitos como la movilidad sostenible, el alumbrado público y la gestión de residuos.  

 Las inversiones en proyectos de ciudades inteligentes

crecen un 14,8% cada año

— Fórum Económico Mundial

Transporte público (Barcelona)


Las ciudades inteligentes pueden ahorrar hasta en un 25% en los costes operativos de los servicios mediante el uso de tecnologías. Los sistemas de gestión de residuos pueden reducir los gastos de recolección en un 30%. Los sistemas de iluminación, aparte de promover el uso de fuentes de energía renovables, reducen el consumo de energía hasta un 60%. Los sistemas de transporte público optimizan las rutas y reducen el tiempo de espera. Según el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), la implementación de soluciones de movilidad inteligente puede reducir sus tiempos de viaje hasta en un 20%.

 Las soluciones inteligentes de transporte y energía pueden reducir

las emisiones globales de carbono en un 15% para 2030

Fórum Económico Mundial

A pesar de sus numerosos beneficios, el desarrollo de ciudades inteligentes enfrenta varios retos. El coste de implementar la infraestructura necesaria puede ser prohibitivo para algunas ciudades, especialmente en los países en desarrollo. Por otra parte, la recopilación y análisis masivo de datos plantea dilemas éticos sobre la seguridad de la información o el derecho a la privacidad de los ciudadanos. A pesar de los desafíos, las oportunidades que ofrecen las soluciones inteligentes para el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental son enormes. Con su capacidad para mejorar la eficiencia, reducir costes y promover la calidad de vida, estas soluciones están en el centro de la transformación urbana global, y representan el futuro de la urbanización sostenible.


Mobilidad urbana (Barcelona)

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