
Una vez que los turistas ya están fuera, el monje Hui cierra con solemnidad las puertas del monasterio. El viento silba tímidamente entre las campanas, y el rumor suave es lo más parecido al silencio. El Templo Lama de Beijing, también llamado Templo Yonghe, fue construido en el siglo XVII para ser la residencia del príncipe Yan Zheng, hijo del emperador Kangxi. Pero el príncipe se convirtió en monje y el recinto se transformó en un monasterio. Hoy es uno de los templos Lama más famosos fuera del Tíbet, y aunque a menudo está lleno de turistas, todavía hay monjes capaces de encontrar la paz. Para Hui el mundo exterior es distante, irrelevante. Alguien podría pensar que está triste, pero no es tristeza, sino una quietud profunda, como si finalmente hubiera encontrado su sitio en el universo.
Las creencias religiosas han jugado un papel decisivo en la configuración de la historia y la identidad de muchas de las ciudades del mundo. En la antigüedad, los núcleos urbanos se acostumbraban a construir alrededor de templos o santuarios, y a menudo se consideraban emplazamientos sagrados. En muchos casos, las instituciones religiosas tenían también una función en la gobernanza de las ciudades. En la Europa medieval, muchas estaban gobernadas por obispos u otros líderes religiosos, y las instituciones religiosas eran a menudo grandes potencias económicas y terratenientes. Aún hoy, ciudades como Jerusalén, La Meca o la Ciudad del Vaticano acogen a una gran variedad de comunidades e instituciones, atrayendo a millones de peregrinos cada año.

Una multitud de rabinos se reúne en el pie del muro. En muchas ciudades del mundo la religión determina cómo la gente vive, trabaja e interactúa. Desgraciadamente, en algunos casos, también es fuente de división y de conflictos entre grupos que compiten por un mismo espacio. Es el caso de Jerusalén. El nombre de la ciudad tiene un origen incierto. Algunos historiadores afirman que procede de las palabras hebreas "yeru", que significa casa, y "shalom", que significa paz, es decir, literalmente, la "casa de la paz". No deja de ser una ironía, sobre todo teniendo en cuenta que las desavenencias entre judíos, cristianos y musulmanes han sido un foco constante de conflictos en la ciudad a lo largo de la historia.

Estambul tiene una larga y compleja tradición de diversidad religiosa. La ciudad fue fundada por los antiguos griegos como una ciudad pagana. En el siglo IV dC, el emperador romano Constantino se convirtió al cristianismo y durante siglos la ciudad fue el centro del cristianismo oriental. En 1453, el Imperio Otomano conquistó Constantinopla, lo que provocó que los ciudadanos se convirtieran al Islam y que la ciudad se llenara de mezquitas para honrar la nueva religión. Hoy, el Islam es una parte integral de la identidad de Estambul y tiene un impacto importante en la vida de sus habitantes. Sus mezquitas son centros religiosos y culturales de primer orden para la comunidad musulmana, y reciben a miles de peregrinos cada año.

La Iglesia Ortodoxa Etíope es una de las iglesias cristianas más antiguas del mundo y tiene un impacto significativo en la vida política, social y cultural de Etiopía. Aunque en el pasado ha habido tensiones y se han producido algunos conflictos internos entre distintos grupos religiosos, la iglesia sigue siendo un componente importante de la identidad nacional del país.

La Iglesia Ortodoxa es la principal religión en Rumania y tiene una gran influencia en la sociedad, en la cultura y en la preservación de la identidad nacional del país. Históricamente, ha sido una voz importante en la lucha contra la opresión comunista y en la defensa de los derechos humanos y la libertad religiosa, por lo que es muy respetada por el pueblo rumano.
