
Las vastas salas del Museo del Louvre, en París, contienen innumerables obras maestras que han resistido el paso del tiempo. De todas ellas, hay una especialmente poderosa: la Gioconda. No es la mejor, ni tampoco la mayor, pero el enigmático rostro que pintó Leonardo da Vinci ejerce una atracción magnética sobre los turistas, y cada día, una multitud de visitantes de todo el mundo se agolpa ante la obra para contemplar su sonrisa frágil y su mirada misteriosa y penetrante. Las cámaras y los teléfonos móviles hacen clic sin cesar. Justo en frente del cuadro, la vigilante de la sala hace lo que puede para poner algo de orden, mientras los visitantes esperan pacientemente su turno para acercarse y observarla de cerca. La obra sigue inspirando y cautivando las multitudes, dispuestas a soportar las largas filas para ser testigos de su belleza.
y es el más visitado del mundo
es de aproximadamente 1,3 billones de dólares anuales
La rápida urbanización es una de las principales causas del caos urbano. El crecimiento acelerado ejerce presión sobre las infraestructuras existentes, que a menudo no se pueden ampliar a la misma velocidad. Muchas ciudades, especialmente las ciudades de los países en desarrollo, crecen de manera desordenada, sin un plan maestro coherente, lo que supone una falta de servicios. La insuficiencia de infraestructuras, de sistemas de transporte público, de redes de saneamiento o de suministro de agua son factores que agravan este caos.
Transformar las ciudades caóticas en centros urbanos habitables y eficientes es un desafío complejo que requiere una planificación urbana integral, inversiones estratégicas o la adopción de tecnologías inteligentes, entre otras medidas. En entornos urbanos en crecimiento constante, es esencial que los gestores y planificadores trabajen conjuntamente para crear ciudades que no sólo soporten el crecimiento, sino que también sean capaces de mejorar la calidad de vida de sus residentes.
